En todas las épocas, los padres y madres han cometido errores en la formación de sus hijos. Podría decir que los padres de hoy pertenecen a la última generación que obedeció y respetó a sus padres y son la primera generación que “obedece” y respeta a sus hijos… El tema de hoy: “PASOS SEGUROS PARA MAL EDUCAR A LOS HIJOS”.
Como psicólogo, he visto muchos errores que cometen los padres en la crianza de sus hijos… les comentaré los más comunes…
PREGUNTAR, PREGUNTAR Y SIEMPRE PREGUNTAR…
Los padres permiten que los hijos tomen las decisiones desde muy pequeños. Si van a salir a comer les preguntan qué quieren ellos y los complacen, sin negociar. Si van de paseo a algún lugar, ellos también eligen. Lo mismo pasa cuando van al cine, o van a ver tv, ellos escogen la película, el programa que van a ver.
Esta situación se repite en todos los ámbitos en los que haya más de una opción y los padres no refutan las respuestas de sus hijos sino que los complacen sin dudar. Poco a poco se los mal acostumbra a que ellos son los que mandan a sus padres.
Los niños llegan a pensar que así como en casa sus padres les hacen caso, en “el cole” su maestra y amigos también deben obedecerlos. Pueden reaccionar agresivamente si no siguen sus órdenes.
Si se los malcría en la niñez, esta situación empeora en la adolescencia. En vez de pedir permiso para ir a un sitio, los jóvenes “solo avisan a sus padres”.
¿SE MALOGRÓ?... TE COMPRO OTRO…
No viven esas pequeñas situaciones en las que se debe conciliar y empiezan a creer que siempre tienen la última palabra, porque nunca nadie les debate sino que ellos toman la decisión.
Esto puede desencadenar problemas en “el cole”, donde deben compartir con los compañeros y no siempre tendrán todo lo que quieran. Les puede crear confusión que otro niño tenga más privilegios porque nunca han estado en una situación donde no sea el centro de atención.
Entre otros privilegios, los padres les compran objetos demasiado valiosos como smartphones, equipos electrónicos como un iPad o un Play Station de última generación. Esto los mal acostumbra a tener demasiado a muy temprana edad. A medida que crecen van exigiendo mejores cosas y además esto los motiva a ser más materialistas.
¿QUIERES PLATA?... YO TE DOY…
Acostumbrar a los hijos a tener siempre un monto de dinero fijo es muy perjudicial. Al tener plata se los alienta al consumismo, a que compren cosas que a veces no necesitan. Los chicos corren el riesgo de volverse demasiado materialistas.
Cuando son niños les cuesta más valorar el dinero y si lo consiguen fácilmente, con solo pedirlo, creerán que es su derecho. Si en algún momento el padre no puede darles plata, reclamarán porque creen que es obligación de sus padres entregarles este valor.
En la adolescencia es aún más peligroso porque el acceso a comprar alcohol o drogas es más fácil si tienen el poder adquisitivo (soy fiel testigo de esto tan preocupante en muchos chicos). Cuando uno de los amigos del grupo tiene liquidez, en la adolescencia es frecuente que los demás se aprovechen y le pidan que les compre cosas o los invite a comer. El chico con el dinero no se siente utilizado sino más bien poderoso, porque cree que tiene el control de sus amigos.
HOY NO!... ESTOY CANSADO!...
Los padres y madres trabajan demasiado hoy porque quieren reunir más dinero para poder dar a sus hijos lo mejor. Para ganar mejores sueldos deben trabajar más y por eso salen de casa muy temprano y regresan muy tarde.
Suelen dejar a sus hijos con la nana o con algún familiar y no están pendientes de qué les sucede a ellos durante este tiempo. Por lo general, al llegar a casa están cansados y casi no comparten momentos con sus hijos. Y si comparten a veces esos momentos los dedican a discutir porque, por ejemplo, el hijo sacó una mala nota o la hija no terminó de hacer las tareas del colegio, etc.
Algunos padres no aprovechan el poco tiempo que les queda con ellos porque prefieren hacer ejercicio o reunirse con sus amigos. Los fines de semana sirven para compartir más momentos pero a veces tampoco los aprovechan. Hay padres que quieren descansar de su ajetreada semana laboral y no ir al parque (como mínimo) a correr con sus hijos. Sin darse cuenta, descuidan el crecimiento de sus retoños y desconocen con quiénes salen, qué hacen, si están en buen camino...
ÉL ES “FRESH”… YO LO HAGO POR TI…
Los quehaceres domésticos, como ordenar el cuarto, recoger su “ropa sucia”, guardar sus juguetes ya no son obligaciones que los padres exigen a los hijos, como ocurría antes. Muchos padres prefieren no exigir a sus hijos que hagan tal o cual tarea porque no quieren que ellos se enojen. Para no generar conflictos les exigen menos y los padres terminan haciendo las tareas que les corresponderían a los menores.
Para evitar estos desacuerdos, los padres se vuelven mucho más pacientes y permisivos. Esta falta de responsabilidades vuelve a los hijos más engreídos. Saben que tienen derechos pero se olvidan que tienen deberes. Se pierde ese equilibrio entre dar y recibir.
Si en casa no se acostumbran a tener un mínimo de tareas, en la escuela suelen tener problemas en los trabajos grupales en los que todos deben participar equitativamente en labores que resultan fastidiosas. “Pobrecito, es muy niño para hacerse cargo de eso”, es una frase frecuente de los padres para justificar esta actitud.
YO SOY EL MEJOR PARA ÉL!...
La inestabilidad en los matrimonios desencadena una serie de problemas que pueden afectar a los hijos si no se aborda la situación con madurez.
Cuando se produce un divorcio o una separación, los padres se sienten culpables y tienden a buscar maneras de complacer a sus hijos. Los consienten en lo que ellos quieran, sin que haya conciliación. Por ejemplo, si un papá ve a sus hijos solo los fines de semana, quiere que esos instantes su hijo sea feliz. Lo lleva donde él diga, le compra lo que pida, etc. Además, tras las separaciones, muchas veces se produce un deterioro en la imagen de sus padres porque tanto la mamá como el papá hablan mal de su ex pareja (en algunas ocasiones). El hijo recibe las críticas que su mamá hace de su papá, y viceversa. Esto le crea confusión porque la imagen de referentes que tiene de sus padres se cae con los calificativos negativos sobre ellos.
El estrés y la tristeza que caracterizan a las separaciones a veces “distraen a los padres, quienes no se preocupan por atender las emociones de sus hijos sino por cosas “superfluas”.
Para terminar…
Las equivocaciones de hoy se resumen en una frase: los padres dan demasiado poder a los hijos. Ellos se preocupan demasiado por ellos y en ese afán por verlos siempre felices y “nunca sufriendo, les dan todo lo que ellos pidan, incluso las cosas que no necesitan…
El Director
Psicólogo y Psicopedagogo
.
By elColedemihijo – CAPP – CHILD AND PARENTS PROGRAM
Facebook: Elcoledemihijo Ecdmh.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejarnos tu Comentario!! (puedes hacerlos directo sin entrar a facebook, twitter o correo electrónico, en "comentar como" seleccionar: NOMBRE/URL y solo llenar el espacio con su Nombre y luego comentar).
RECOMENDACIÓN: Puedes escribirnos a nuestro e-mail: elcoledemihijo@gmail.com, así nuestra respuesta será más detallada y personal (estas no se publicarán siendo confidenciales). Hasta Pronto!!!